sábado, 3 de septiembre de 2011

Las cosas tienen su nombre


Las cosas tienen su nombre,
será su forma o su porte,
...quizás un invento.

Mañana es el nombre:
de ese lapso entre que despierto
y la tarea del día, otro invento, se presenta.
Más mañana para mi debería llamarse mujer.

Mujer coloreada de asombro,
sorprendida por el sol que se filtra por la ventana;
mujer de cálida piel y cabellos enredados,
que lentamente se van deshilando
hasta caer pesadamente en su espalda.

Tarde es el nombre:
que la trama del día recibe,
a veces trajín penoso, otras incierto.
Más tarde para mi debería llamarse mujer.

Mujer detras de la línea,
esperando, hablando, escribiendo,
caminando a tu lado y sonriendo;
mujer vivaz, de rostro audaz
que derroca tus horas de espanto.

Noche es el nombre:
quzás del marco de los sueños,
quizás del ocaso del tunante.
Más noche para mi debería llamarse mujer.

Mujer de delicado roce
de sereno placer perpertuo,
mujer de augustos sueños y reproches,
mujer del meditabundo hombre sincero.

Las cosas tienen su nombre,
será su forma o su porte,
...quizás un invento.


Demian