jueves, 1 de septiembre de 2011

El tiempo


Las horas tañen el alma,
se discurren sin calma,
van corriendo un velo de angustia,
van dibujando el recuerdo.

Se forma el pasado errante,
la nostalgia pura de aquellos instantes de gloria;
las imágenes turbias y anheladas de lo amado;
el secreto silencio del oscuro laberinto surcado.

Ni lerdo ni veloz,
se halla en todas partes;
continuo e inescrutable,
te pisa, te aplasta, te consume y te deja.

Es aquel río del griego,
es ese cause omnipotente, infatigable.
Son las hojas del libro olvidado,
son las cartas, besos y caricias de ayer,
es el suspiro eterno del presente y la angustia de mañana.

La arena del poeta urbano no detiene nunca su caída,
golpea incesante el cristal y marca la historia,
descubre el devenir bendito y temido,
la incertidumbre del siguiente grano, la próxima sombra, el inmediato cambio.

Ayer viví mi nostalgia,
hoy juego sin sospechar tu presencia,
mañana sabré que recuerdo he vivido,
y tendré la certeza de haber existido.


Demian.