lunes, 4 de junio de 2012

La restauración




Sin pincel
y la vida como lienzo,
en parques,
de curvas
que se estiran con paisajes otoñales.


En la cama,
de tejidos blandos,
recostados, 
allí mismo, con el rojo
de tus besos en mis labios
me dabas vida.


Y tonos pastel,
melancólicos,
fundidos sobre mi,
contemplando mi ausencia,
mi desconocido castigo,
lentamente amontonaban años y reproches. 


Agrietado el lienzo,
descolorido por el tiempo,
y la ignorancia impúdica de mi ausencia,
el pulso intácto de mis augustos sueños,
sueñan una vez más...


las curvas que proyectan tus manos,
la luz que pinta tu sonrisa
y el rojo de vida de tus besos.


Demian

viernes, 1 de junio de 2012

Mi camino




Una noche fresca siento como que mis pies vienen devanando kilómetros, 
me voy. 
Sin pensamientos, sin una meta,
sin embargo, sé de mis pasos. 
De cualquier manera estoy tratando, 
en mi mente, sólo un deseo interior impulsará estos momentos. 

Yendo más lejos, 
la razón está gritando, 
el corazón no escucha,
me voy. 

Mi alma se confunde con el paisaje urbano, 
me pienso en un beso, en una caricia.
El sentimiento sublime de estar fuera de sí, 
cuando uno no se cuestiona nada, crece. 

Acabo por entender el significado de este momento, 
es realmente, 
caminar,
me voy.

Así, como si un rayo de luz brillara sobre mí, 
me conduce a un paisaje diferente. 

Un valle es el comienzo, 
pequeñas flores silvestres cubriendo un campo verde, 
subitamente sustituidos por pastizales y bosques de pino y encino,
e inmerso en este paisaje,
el reconocimiento de mi alma, 
cae sobre mí.  

Voy a una montaña, 
me lleva el alma. 
A sus pies, 
se ve fuerte y majestuosa
hasta en los más mínimos detalles, 
estoy flotando. 

Poco a poco asciendo, 
alcanzo el punto más alto.
Me detengo. 

Ahora.
El abismo,
y las montañas, 
la exuberante vegetación, 
un paisaje idílico. 

Y en el extremo de mi travesía,
el obelisco.
Entonces,
regreso.


Demian.