jueves, 1 de septiembre de 2011

La coda del Ruiseñor


El corazón desgarrado;
la sangre derramada;
el amor vertido,
y la vida nueva ha surgido.

Una espina hiere y mata;
cura y aspira;
ciñe la angustia eterna,
del amante desdichado.

Noble y mártir Ruiseñor,
que el amor no te es indiferente;
que la vida no te es decadente;
mueres sin saber cuán feliz será tu muerte,
y qué destino tendrá tu postrero orgasmo de vida.

Mas aquel amor despreciado,
que no conoce de tragedias ni poesías;
que no entiende de colores ni sabores;
ni de música ni sensaciones;
perecerá pronto en el olvido.

Y la coda de tu trino,
que le habla a la vida;
que le calla a muerte;
revive remozada y colorida
en la intensidad cegadora,
de la rosa de tu amor transparente.

Lógica práctica y reveladora;
Amor embriagante y cegador;
perturbadores infinitos del hombre;
concilien sus sueños, liberen sus virtudes,
despejen de nubes el cielo;
que la coda, el Ruiseñor ha tocado.

Demian