sábado, 1 de septiembre de 2012

He conocido el cielo




He conocido el cielo,
he visto como el ámbar de tus ojos reflejaba mi gloria,
he visto tus manos dibujar en el éter,
círculos mágicos de frases solemnes.

He caminado sereno junto a tu sombra,
acariciando tu luminoso trazo de luz,
acompañando tus suaves y firmes pasos
aferrado seguro a tu cintura.

He enmarcado sincero sobre tu nombre
cientos de miles de quimeras,
inmaculados versos, ilusiones,
y algunos sonetos anodinos.

He también languidecido,
extraviado a veces entre lo mundano y trivial,
como una hormiguita que desvía su curso marcial,
de pronto pierde su carga, su norte,
y abandonada en su cosmos, ya sin retorno,
vaga ausente y solitaria hasta el final.

Pero he sido siempre lo que soy,
tu amante más sincero,
tu más honesto tesoro de rotunda verdad,
hacedor de tu más pura efigie de amor.

Ahora que ya tus manos no dibujan en el éter,
que ya no veo mi gloria en tus ojos,
que ni siquiera un pedacito de tu sombra puedo escoltar,
y mi trova no alcanza a modelar tu nombre,
ahora se dónde estoy.

He conocido el cielo,
cielo, que me ha dejado de cobijar.

Demian.