domingo, 9 de septiembre de 2012

Aprovecha el día, la hora de la noche es negra




La tarde me conduce a un recodo de mi imaginación,
a descubrir la inexacta idea de un consuelo,
dentro de los límites de la estela nebulosa de los sueños.

Tras una ventanilla corre el mundo,
va un árbol ligero a encontrarse con el tiempo que he dejado,
y cuando sospecho que todavía falta,
que adelante tengo un sinfín de sombras,
allí, justamente allí, esta Abraxas,
colapsando todo eco de inteligencia.

El bien que me toma y lleva a tus letras,
el mal que me confunde e invade toda realidad.

Desde un rincón de mi memoria,
ascienden fugaces las imágenes de un amor.
Amor que ya no está,
desaparecido,
desvanecido,
como se desvanecen los sueños al despertar.

Le inquieta que su amor la extrañe;
iracunda criatura que exfolia en jirones su delicada figura,
haz de saber que puro es el hombre que de todo coraje en el amor,
recoge una flor al borde de un abismo.

Ya llega la noche niña,
y esas lágrimas que corren por tus mejillas,
son todo un mar de perlas.

Hoy, por ellas,
volveremos a suspirar.

Demian.