domingo, 21 de octubre de 2012

A Milena



Para ti Milena,
que observas en silencio con ojos prestados,
detrás de paredes frías y pisos de madera,
entre informes y rostros indefinidos,
en un edificio, que de oscura impronta tortura sádicamente mis víceras.

Para ti Milena.

El castillo, que brevemente, otrora soñamos, 
bruma delicada que veo mirando atrás,
surge como efigie sin tiempo,
abrazando de toda candidez el presente.

La metamorfosis de tu ser,
violenta realidad,
tomo como propia y me adueño de ella,
porque he transitado ese camino lleno de zarzas y espinas,
que la oscuridad de la noche recrudece.

El proceso me lleva a pensar,
que tu fantasma de lirios se paseaba junto a mi soledad
como esperando que te rescate de tu lecho de Ofelia,
de la prisión de tus pensamientos,
y la desesperanza de ignorar, qué deberías Ser para no perecer.

Por eso Milena,
cuando tus horas pasen lentas,
cuando tu voz cansina murmure bocetos de recuerdos,
y tu piel ajada se cubra de gotitas de chocolate;
qué rostro se dibujará al cerrar tus ojos,
la memoria de qué amor te hará suspirar,
quién de tanto amor sincero comprenderá tus búsquedas.

Milena,
amo la morada que tus ojos alberga,
amo el capricho aventurado de tu persona,
amo tus pechos adolescentes.

Milena,
amo tus pies.

Demian